¡Cómo me gusta mi mundo! ¡Mecoforever existe!. Tú y yo construímos quimeras de ensueño con cimientos de besos y revestimiento de caricias, donde susurros y gemidos suenan a una para contar la historia de dos corazones que laten al unísono pregonando la vieja sinfonía del amor.
Tan vieja y tan nueva en tus labios. Tanto, que me siento primerizo en tus brazos… y miro atrás, y no sé definir amor si no lleva aparejado tu nombre.
Me gusta mirar al paraiso de tus ojos y dejarme impregnar por la dulce droga de tu mirada que nubla mi alma en este paradójico amanecer de mi corazón.
Y mi alma navega feliz entre la melaza de tu cabello cual escalvo sin cadena que disfruta de cada segundo de tus pechos.
El corazón me arde y ese fuego, que no daña pero si envenena, es mi elixir prohibido que cada noche tomo de tus labios.
Y me dejo llevar, y corro hacia venta del no retorno que signifique caminar siempre junto a ti.
¡Cómo me gusta nuestro mundo! ¡Mecoforever existe!. Yo vivo en él. Tú eres mi reina que gobierna nuestro anillo con vistas al universo donde las estrellas porfían por ver uno de nuestros besos. No…Ellos no pueden. Amor hay uno y yo tengo el mio. Acaso quiero más. Sólo quiero la eternidad de tu corazón en la plaza de nuestros besos.
Jorge Antonio Rico