14 julio, 2006

La dura vida de un pastelito del siglo XXI (ep. 1)

Que duro es sentirse a media mañana todo el cuerpo manchado por el chocolate. Mi vida diaria podría parecerse a la de cualquier otro. Yo no busco ni fama ni gloria, ni tan siquiera ganar un certamen literario. Soy un trovador sin voz, para muchos simple basura que pulula por las calles. Yo me defino como cronista de la realidad y como pariente cercano al donut.
Mis días no difieren mucho del de los demás mortales. Suena el despertador y la inercia de la monotonía te lleva a la rutina de una vida que llenaría unas páginas amarillas con su útil callejero incluido. Cada mañana la cadena en serie del aseo personal nos lleva sin remisión a envasarnos al vacío en nuestro monovolumen de ocasión y nos distribuye por esa selva sin árboles pero con tarzanes, algunos sin Jane pero todos soportando a su Chita. Más tarde todos acabamos digeridos por el estrés y el euro, por la mujer y el mercado, por el jefe y por el fax con pantalla táctil incorporada. A media mañana todos somos flujo gástrico que navega alineado como zombis mientras digiera su ración diaria la estructura de Economía de Mercado. Ya solo queda Radio Marca, Los Simpsons y Extra Rosa todo dosificado en pequeñas dosis que no nos hagan cansarnos, pues mañana tenemos que repetir aventura y unas páginas amarillas no se rellenan así como así.
Pero todos no somos así. Yo pertenezco a una raza privilegiada que esta por encima del resto de la sociedad. Mi vida no acaba a media mañana, no. Mi vida si tengo suerte y hace un poco de viento no acaba mas que empezar.
Y a estas alturas el lector avispado estará pensando que quien se cree este , que clase de ser superior será; que don divino tendrá. No creo que sea basura como muchos creen, ni Dios como algunos deducirán. Me considero un trovador sin voz. Un vigía de la cotidianidad que se arrastra por las calles (si hace viento) narrando en silencio los cuentos de la ciudad.
“Yo no pretendo ser Homero, ni siquiera pretendo ser Umbral. Solo pretendo hacer llegar mi voz muda a la gente que me quiera escuchar”. Estas palabras tengo tatuadas en mis partes traseras con otra rara inscripción que explique mi divinidad “LOT 3495465 CONS PREF 2003”.
Quizá sean esas mis pretensiones. Ésas y quitarme el chocolate por favor.

CONTINUARÁ...

Jorge Antonio Rico Vidal

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta tu estilo irónico. Tiene buena pinta este pastelito, mmmmmmmm. Que ganas de leer más.
Saludos
Laura

Jorge Antonio Rico dijo...

Muxas gracias, jejejeje. Próximamente el segundo capítulo

Anónimo dijo...

bueno xikillo querías un comentario lo intentaré xq no se si es mi ordenata o soy yo pero bueno...
q me gusta ese pastelito transgresor q no se deja amedrentar por las ideas prejuiciosas o standar del personal q le rodea ni anhela la vida monotona y vacia q niega el movimiento de los q realmente respiran y oxigenan sus neuronas buscando nuevas rutas creando nuevos caminos...q tu voz se escuche al menos + q la mía
bs y q de caña ese pastelito

Anónimo dijo...

PD: la de antes ... la torpe de mj :)

Anónimo dijo...

¿Para cuando la segunda parte? :)